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Esperaba mas dramatismo, una historia normal, si se puede llamar normal a lo que le ocurre a estos chicos que acaban volviendose bombas de relojeria.

Normal en un lugar como USA, donde nos muestra la ¨normal¨ vida de esos llamados ¨white trash¨ , familias desestructuradas, niños maltratados en casa y en la escuela que lo mejor que puede pasarles, como a Harlon, es perder la cabeza, al menos algunos ratos se evade de tanta tortura.

Normal porque a pesar de que el chico pierde de a poco el sentido común, no hay escenas psicodélicas ni exageraciones visuales. Nos cuenta de una forma muy pausada, ayudado por una banda sonora de un zumbido de fondo que no para, todas las circunstancias, tal vez no demasiado drásticas, pero que unidas hacen que un chico haga lo que hace.

Y no es un caso aislado, en cada ciudad, tal vez en cada barrio y hasta en cada instituto hay un chaval asi, que puede acabar haciendo lo mismo.

No voy a decir eso de ¨es un filme para pensar¨. Eso seria darle demasiado crédito a la raza humana.

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