Late Night


Ficha Suzume

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Críticas de Suzume (2)




DE NIRO

  • 22 Jun 2023

8


Una gran pelicula de animacion con todos los condimentos, aventuras, fantasia, drama y ciencia ficción, una chica que auda a un misterioso joven que llega a su ciudad, el se encarga de cerrar portales que llevan a otras dimensiones, si no se los cierra provocan catastrofes, tsunamis, incendios, inundaciones, terremotos, etc, los paisajes y ciudades de Japón están realizados con un detalle y calidez, que saltan a simple vista, colores y texturas que nos envuelven, y la historia es bien loca y atrayente, estos japoneses sin dudas estuvieron siempre a la vanguardia en cuanto a animación, manga, anime y otras, son unos genios.



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Mad Warrior

  • 24 Apr 2023

9



La llave que abre las puertas de nuestra vida. A nuestro pasado o a nuestro futuro, y esa acción, determinante, puede marcar para siempre no sólo el propio, sino también el ajeno, el colectivo, de aquellos que nos importan o los que no.
Cuando Suzume gira ese picaporte el destino ya está decidido...

Elevada a heroína del Japón actual, sus andanzas han conseguido dejar huella en el público y por ende en la taquilla, que hace poco arrasó con una fuerza ciclónica para luego proseguir en el resto del Mundo, y nadie, o muy pocos, han podido resistirse a ella. Ni tampoco a la de su creador, Makoto Shinkai, uno de los mesías de la animación de los últimos veinte años, a quien, como a todos sus compatriotas, el terremoto de Tohoku de 2.011 abrió una herida en apariencia imposible de cerrar; alimentado asimismo por la literatura de Murakami, el sentimiento le vuelve a brotar de la tragedia, al igual que la intención de plantear una alternativa a esa todavía herida sangrante, de alcanzar un estado de ánimo de esperanza.
Otra barrera, la pandemia del coronavirus, se cruza en el camino de la preproducción del mismo modo que aquellas montañas de su Nagano natal que de niño le impedían ver más allá; aun así el compromiso hacia su nación parece que puede quedar bien saldado. ¨Suzume¨, además, es el compendio, con todo lo malo y todo lo bueno, que alberga toda su obra; sí, hay algo aquí que nos suena ya a visto y oído, pero por alguna razón uno no desea abandonar jamás ese universo tan único creado por él, y que engloba colores (el azul del cielo y el verde de la vegetación en particular), sonidos y sensaciones muy especiales, que une puntos muy separados entre sí...

Si antes fueron Itomori y Kozu, ahora es la lejana Kyushu, y si antes la acción se centraba en dos parejas (Mitsuha y Taki, Hina y Hodaka) ahora, para no variar, también. Pero antes nos acercamos a la chica que da nombre al film, otra estudiante, y sin mucha demora ya se produce el mágico encuentro entre ella y Sota; el ¨akaito¨ del destino empieza a tensarse cuando de repente nos vamos a las ruinas de esa parte olvidada del lugar donde empieza la aventura. Suzume, en su ignorancia, deja abierta la puerta que allí se erigía igual que el pilar negro de ¨2.001¨; el director emplea esta metáfora con ingenio: si las personas tuvieran más precaución y no dejaran abiertas ciertas puertas la Humanidad no sufriría tantas desgracias.
La unión, ya desde la fantasía y la acción más trepidante que podamos imaginar, se produce a partir de la premonición de la catástrofe, la que sólo Suzume y Sota pueden ver. Dividida la trama en dos grandes arcos, el primero se debate entre la aventura, la fantasía, la acción y las pinceladas de ese humor tan natural y directo que gusta a Shinkai; el mejor ejemplo lo tenemos en un detalle culpable de dar una profundidad mucho mayor a un más que probable romance arquetípico (y todo porque los productores no consideraron adecuado tratar una historia de amor lésbico).

La chica también ¨deja libre¨ a un espíritu con forma de gato (el travieso y malévolo Daijin) que viene a ¨introducir¨ el cuerpo de Sota en una silla atesorada por ella, pues se trata de una parte muy importante de su vida. Se nos lanza entonces a este viaje, donde más sobresale la influencia del estilo Ghibli, no sólo de Miyazaki (pues al parecer todos creen que es su único director), sino también de Hiroyuki Morita, Yoshifumi Kondo e Isao Takahata en especial, y cuya intención no es una huida para evitar el presente, como hacía el Hodaka de ¨Tenki no Ko¨, sino para preservar el futuro.
Aquí el film, inundado de los colores de las distintas localizaciones reales que el nipón recrea con mucho esmero en un alarde visual capaz de derretir nuestras retinas, debe lidiar con el hándicap de una trama episódica en la que Suzume ha de tomar las riendas de la hazaña de Sota, el héroe de cuento cuyo papel se ha invertido; de hecho el rol masculino queda reducido por la fuerte presencia femenina, incluso demasiado, incomodando a un servidor (en la creación del guión, Shinkai pensó en los seres más vulnerables y afectados por la catástrofe, y a sus ojos eran las mujeres, quienes como vemos no precisan de la ayuda de hombres para sobrevivir pese a las adversidades, propinando un golpe al tan tradicional estándar social japonés...).

Encuentro tras encuentro, ubicación tras ubicación, esta combinación moderna del príncipe Ashitaka y Kazuko Yoshiyama que es Suzume debe vencer al ¨gusano del desastre¨, de origen desconocido (sobran las explicaciones), tras las diversas puertas, situadas en ruinas que son símbolos de los recuerdos poco a poco olvidados por la sociedad, de un pedazo del pasado colectivo condenado a dejar de existir, lo que provoca que el error vuelva a repetirse. Es la dura lucha de Shinkai para que su nación, tan castigada a lo largo de la Historia por cataclismos tanto naturales como humanos, no se desprenda de ese pasado y sepa enfrentarse a él con la misma valentía que la protagonista.
Durante la travesía otras puertas se abren, la del interior de los mismos viajantes. Sota, un joven marcado por su dinastía familiar (el modo de jugar con la propia Historia y tradición japonesas es una genialidad) a realizar el mayor de los sacrificios individuales por una comunidad que vive ignorante de los peligros que causa, de ahí la eterna melancolía que arrastra tras sus pasos; el caso de Suzume, una chica huérfana de pasado hecho pedazos por los traumáticos recuerdos, unidos al dolor y la pérdida, y en rechazo de su presente, asfixiado por los brazos de una tía (Tamaki) demasiado protectora. Así que tenemos dos espíritus ya acorralados antes de conocerse.

Pero justo cuando el film parecía estar también condenado a repetirse (cerrar una puerta, ir a otro lugar, conocer a nuevos personajes secundarios, cerrar otra puerta, etc.), el guión vira sobre sí mismo con esa alucinante llegada a Tokyo donde las técnicas de animación, mezcla impactante del 2-D y el 3-D, nos dan secuencias de enorme tensión, de belleza pictórica, preciosistas en su más estricta concepción. Dejarse absorber por el espectáculo sin barreras para el frenesí que desata Shinkai es tan fácil como prestar nuestro corazón a una quiebra emocional al servicio del puro y duro sentimentalismo.
Porque a este punto, inicio del segundo arco, Sota se queda y es Suzume la que debe continuar sola. Sin embargo, al tergiversar los estereotipos del romance, lo que aquél plantea se lleva a otro nivel; no sólo vamos a contemplar la gran batalla de una mujer por rescatar al hombre del que se ha enamorado, sino por rescatar algo más, su propio pasado, indisociablemente ligado a Sota. Esa silla que en su interior alberga todo lo que Suzume es, antes de que la tragedia se abalanzara sobre su espíritu en forma de tsunami catastrófico; los sentimientos de amor, esfuerzo y pasión los talló su madre en cada centímetro de madera. ¿Cómo aceptar tal perdida?

Para Shinkai era algo más: mientras producía la película su hija le preguntaba si ya estaba terminada una y otra vez (y así fue extrapolado a una secuencia madre-hija que ablandaría a las piedras); el legado para conservar el amor en un futuro es lo que hace a Suzume a seguir luchando para preservar el recuerdo del pasado, y casualmente ahora Sota forma parte de él. Quizás el director quiere aleccionar a las jóvenes generaciones sobre lo que significa sacrificar el pasado individual para garantizar el futuro global; Suzume entonces podría ser una egoísta al no escuchar las palabras del daijin (¨Si liberas el sello (la silla) la puerta volverá a abrirse¨).
O tal vez no, ya que su deseo es sacrificar el presente (ella misma) para salvar el futuro de los demás mientras conserva puro e intacto su propio pasado. Este conflicto de reflexiones será compartido en un último tramo con Tamaki, personaje mucho más oscuro de lo que al principio creíamos (y que gozará de un instante aterrador y memorable donde se revelan las corrosivas heridas) y un invitado a la función (Tomoya) que sobre todo quita algo de hierro al denso drama reinante. Lo restante pretende que traspasemos otra vez a esferas de fantasía imposibles; imagen épica la de Suzume surcando el Más Allá a lomos de los espíritus contra el terrible ¨gusano¨, en un guiño nada disimulado a ¨La Historia Interminable¨ y Miyazaki.

Y cuando pensábamos que nuestras sensaciones no podrían ser puestas más a prueba, la experiencia de descubrimiento vital y de evolución hasta cruzar límites insospechados que ha sido este viaje para la protagonista se remata en un inesperado clímax de comunión entre pasado y futuro cuya potencia psicológica y emocional rasga hasta las entrañas y vuelve a hacer hincapié en la importancia de preservar lo primero para conservar lo segundo. No resuena la caída de las lágrimas en otra obra de animación como sucede en una de Shinkai.
Y contar con un equipo técnico de sobrada maestría, amén del impresionante trabajo de los seiyus (entre los que se hallan veteranos del mundillo y actores de cine de la talla de Shota Sometani, Ryunosuke Kamiki o Eri Fukatsu) y la hermosa música de sus inseparables Radwimps, sólo redondea la perfección a la que quiso llegar y ha llegado. ¨Suzume¨ llama a la puerta de nuestra mente y nuestro corazón para instalarse con su calidez, esperanza y buena lección acerca de sobrevivir luchando sin descanso contra las adversidades. Ha logrado además romper una racha de diez años sin asistir a una sala de cine (la verdad es que me había estado reservando para este momento...).

Las más de 20.000 almas que se llevó el terremoto de Tohoku han recibido un gran homenaje.
Que ellas también encuentren la puerta del paraíso y que los demás se esmeren en recordarlas...



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Críticas: 2


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