Ficha The Mechanic

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Críticas de The Mechanic (1)


Mad Warrior

  • 20 Oct 2022

3



Se prepara con toda la tranquilidad del mundo, desde la distancia observa su objetivo, la observa día tras día hasta que esa rutina ajena se convierte en la suya propia.
Y todo por un fin: la muerte. La razón es un fajo de billetes. Sin otros motivos...

¿Se acuerda alguien, a estas alturas, de Charles Bronson? Como muchos hombres de acción de su época no consta en el disco duro de la generación actual, para otro sí, como es el caso de un servidor; con 51 años y sin perder la compostura colabora una vez más junto a Michael Winner en esta pequeña película que, dentro del culto, se mantiene como uno de los ¨thrillers¨ más extrañamente siniestros de los 70, lo que realza su atractivo. Pero Lewis J. Carlino odió el producto final, masacrado por la decisión de Irwin Winkler y Robert Chartoff de eliminar ciertos detalles realmente poco convencionales.
Como una relación marcada por las pulsiones sexuales y de muerte entre dos asesinos a sueldo, pero esto quedó borrado del mapa cuando entró el actor a ocupar el papel. Es por tanto desconcertante la decisión de los productores y el guionista original de maquinar una reinvención de la historia en nuestros tiempos, y peor aún del modo en que va a llevarse a cabo; sólo con saber que está a bordo Jason Statham, el implacable héroe de acción de estas últimas décadas, podemos intuir cuales serán los derroteros, más aún si tenemos en cuenta que en el guión participa Richard Wenk (¨16 Calles¨, la secuela de ¨Los Mercenarios¨...) y tras la cámara Simon West.

En mi opinión, y pese a un par de títulos rescatables, este señor no ha dejado ser una especie de pequeño sucedáneo de Michael Bay desde que saliera a finales de los 90 con el disparate de ¨Con Air¨, alguien perteneciente a esa generación de cineastas sin personalidad y cuyos recursos son: cámaras mareantes, énfasis en la acción y la violencia e introducción de personajes huecos en ella como marionetas sin alma. La secuencia de presentación del protagonista es un claro ejemplo y sirve para establecer inmediatamente la desemejanza con la ¨Mechanic¨ original.
Al inicio de un cuarto de hora donde se nos mostraba la minuciosa preparación de Arthur Bishop en su especial y repugnante trabajo, filmado con eficacia y ese toque áspero y brutal de los 70, le sustituye el espectáculo de piruetas, planos rápidos y momentos de entrega física tan conocido del cine de acción actual; rematado con la molesta narración omnisciente a modo de explicación para el espectador imbécil, esta versión se acerca más a la realizada poco antes ¨Bangkok Dangerous¨ (otro ¨remake¨, para más inri) que al clásico de Winner. El oscuro relato del asesino a sueldo de Bronson pierde sus sombras, gana en movimiento, se vuelve artificial y rutinario, se vuelve un plato de Hollywood para paladares no exigentes.

Curioso también cómo se tergiversa la trama y la relación entre el protagonista y Harry McKenna (Donald Sutherland de saldo en remplazo del mejor Keenan Wynn), que ahora pasa a ser un ¨mentor¨, un padre sustitutivo y pieza esencial de la misteriosa organización en la que trabajan, cuando antes era alguien ajeno, empleado gracias al padre del primero. El hijo, Steve, es el tedioso Ben Foster, sin el atractivo malévolo que desprendía Jan-Michael Vincent, y su unión con Arthur se da por medio de una conexión más fuerte y emocional (pero sin el rastro de homosexualidad que en su día pretendió Carlino).
Se hace así hincapié en la carga de la culpa y en la transmisión de la amoralidad donde lo impasible sigue jugando un papel vital, si bien el guión está confeccionado acorde al estilo de Statham. Bronson conseguía distanciar al espectador debido a su cinismo y soledad, así como su película gracias a ciertos desvíos inquietantes al suspense psicológico y un espíritu descorazonador; aquí se liman de lo segundo esos ambientes y queda una pizarra de superficialidad, en cuanto a lo primero el guión hace por acercar a Statham al espectador, lograr su simpatía. ¿Y cómo? Pues porque sus objetivos a asesinar son, curiosamente, tipos horribles que lo merecen.

McKenna es una excepción dentro de sus operaciones, y hasta tiene tiempo de ser amigo de un vagabundo y salvar la vida a un atracador negro, así que nuestro asesino no sólo es un hombre bueno, sino un maldito héroe (¡¿estuvo contento con estos cambios el sr. Carlino?!). Todo ello, por mucha ultraviolencia y detalles espinosos que contenga, convierte a la presente ¨Mechanic¨ en una peripecia de frenesí palomitero, sin nada que ofrecer que no sea un estúpido cliché de la acción de estos tiempos. Incluso la traición de la organización resulta previsible.
Mientras a Bronson lo distinguía un aire duro pero sobrio, el británico, como los astros de antaño en los que aquí y siempre se ha reflejado (pues un film de este calibre no desentonaría en las filmografías de Wesley Snipes, Dolph Lundgren, Steven Seagal o Chuck Norris), vuelve a encarnar a una imparable máquina de matar, que corre, se descuelga por rascacielos, brinca, sabe artes marciales y no tiene tiempo para sangrar (ni una gota, señores), un dibujo animado ni más ni menos. Para reforzar esto hemos de escuchar, por enésima vez, esa tópica conversación donde otro alabe sus habilidades, en este caso Sutherland.

No por necesidad, sino para dar una ligera idea al público sobre el personaje, como si no fuese algo más que sabido (¡¿de verdad estuvo contento con estos cambios el sr. Carlino?!, ¿de verdad?). Por tanto el enfrentamiento entre Arthur y Steve (cuyo motivo es además otro) no entraña sorpresas, nada podría vencer ni superar la inteligencia del primero...y menos el idiota interpretado por Foster...
y ello provoca la mayor vuelta de tuerca frente a la original: no acabar con su protagonista, lo que sí acaba con ese espíritu desesperanzador y melancólico que la caracterizaba, y dando pie, por desgracia, a una secuela aún más inútil y superficial. Parece que con cada película Statham reafirma sus limitaciones, paradójicamente impuestas por él mismo; ésta, pese al notable éxito de taquilla, es un buen ejemplo...



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